jueves, 5 de julio de 2012

DE CRÓNICAS Y CRONISTAS


 A propósito de mi nombramiento como 
Cronista Oficial de Torrebaja (Valencia).


“La primera ley de la Historia es no atreverse a mentir:
la segunda, atreverse a decir toda la verdad”.
De la normativa establecida por el Papa León XIII (1878-1903)
para historiadores y cronistas.









Palabras previas.
Recientemente, con fecha 10 de mayo de 2012 y en sesión ordinaria del Consistorio del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), fui nombrado como Cronista Oficial, “sin ánimo de lucro y con carácter honorífico” –según dice el acta de nombramiento-: sin voluntad de ganancia ni beneficio porque así lo acuerdan las partes, dado que sólo los grandes municipios y ciudades poseen cronista con dedicación exclusiva; y con carácter “honorífico”, en el sentido de honor y distinción, esto es, sin función efectiva, dado que ya ejerzo como Cronista Oficial de la Mancomunidad de Municipios del Rincón de Ademuz desde 2004.

Con esta designación –en la que me honro y comprometo-, soy el tercero de los que han asumido este cargo en Torrebaja: el primero fue don Vicente Badía Marín (Valencia, 1919-1995), que ejerció como tal desde comienzos de los años cincuenta, y don Ricardo Fombuena Vidal (Barcelona, 1924-Madrid, 2011), que lo fue desde finales de los ochenta hasta su fallecimiento. Ambos poseyeron este nombramiento y desarrollaron su labor cronística en momentos históricos –sociales y políticos- distintos y bajo circunstancias diferentes, como no podía ser de otra manera. Don Vicente durante el franquismo y don Ricardo en situación de democracia, uno y otro en la era analógica y del papel, mientras que a mí me ha tocado de pleno la digital, donde los medios informáticos, la internet y las redes sociales se hallan a la orden del día. A este propósito creé el Blog DESDE EL RINCÓN DE ADEMUZ, donde se incluyen artículos de crónica y de opinión, textos de divulgación histórica y de investigación referidos en exclusiva al Rincón de Ademuz y pueblos del entorno comarcal –cuya última entrada es el presente artículo, que también doy a la imprenta para el Libro de Fiestas de Torrebaja (2012).[1]

Don Vicente Badía Marín (Valencia, 1919-1995), que ejerció como Cronista Oficial de Torrebaja (Valencia) desde comienzos de los años cincuenta.

Tuve el placer y el honor de conocer y tratar a mis predecesores. Al primero le traté en los últimos años de su vida y nuestra relación fue epistolar, aunque yo le conocía de toda la vida, pues siendo niño mi padre me sentaba sobre sus rodillas y al amor de la estufa me leía fragmentos de aquel libro tan entrañable para los torrebajenses –Torrebaja, mi pueblo (1953)-, donde se decía de los orígenes de nuestro pueblo y comarca.[2] El libro, aunque lastrado por las circunstancias sociales y políticas del momento, fue un encargo excepcional y bienintencionado del Ayuntamiento de Torrebaja con destino a las Escuelas, y posee el valor sustantivo de estimular el conocimiento geográfico e histórico de lo local entre los escolares. El profesor Pablo Álvarez Rubiano, a la sazón catedrático de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia, en su prólogo del libro lo dice con acierto:
  • <Si durante los primeros años de su vida el niño aprende, por una inclinación natural que debe ser estimulada, a amar a su pueblo, este sentimiento perdurará siempre como un rescoldo sagrado. La idea de ciudadanía tendrá con ello un origen espontáneo y cabal, que le impulsará naturalmente a la afirmación de los grandes ideales de patria, religión, cultura>.

Dice aquí de la necesidad de estimular en los niños el amor espontáneo a su pueblo, cosa que consigue el libro de referencia, comenzando por interesarle en los detalles de la geografía y la historia local –comarcal, provincial y nacional-, todo lo cual colaborará en cimentar la “idea de ciudadanía”, lo que le conducirá a la afirmación de grandes ideales, como lo son los conceptos y sentimientos de “patria, religión, cultura”, valores que hoy han caído en profundo descrédito, hasta el punto de situarlos en la picota de lo discutido y discutible. Al respecto, hay cuestiones que no pueden obviarse, pues los lugareños tenemos la obligación ética de conocer los antecedentes históricos y sociales de nuestro territorio. ¿Cuántos de nuestros vecinos conocen el motivo de que el Rincón de Ademuz se halle fuera de su provincia de origen, de cuándo data esta separación, que rey reinaba entonces? ¿Por qué Torrebaja posee un término municipal tan pequeño, a qué se debe que Torrealta sea aldea de Torrebaja cuando tuvo Ayuntamiento y término propio, y antes perteneció a la jurisdicción de Ademuz, cuyos alcaldes poseían el derecho de visita de cárcel en la localidad? Preguntas del estilo podrían hacerse indefinidamente, pero pocos tienen el ánimo y la curiosidad suficiente para formularlas. ¿Cómo es posible vivir en semejante ignorancia? –me pregunto-.

Y sigue diciendo:
  • <El fenómeno de la concentración urbana alcanza en los días que corremos proporciones incalculables. Las grandes ciudades crecen monstruosamente, produciendo graves peligros económicos y, sobre todo, un género de vida artificioso, que nos aleja insensiblemente de la naturaleza [...] Nos seduce el modo con que (los autores) pintan el pueblo, sencillamente, sin alardes pintorescos, tratando de despertar en los escolares el amor al lugar dónde nacieron, que es en definitiva la raíz auténtica de la patria>.
Vista parcial de Torrebaja (Valencia), desde la partida de El Rento (2011).

Palabras inspiradas, escritas en los primeros años cincuenta, en lo que fue el final de la Autarquía (1945-51) y el comienzo del Despegue económico (1951-57) de la era Azul del franquismo, por decirlo en términos sociopolíticos.[3] Pocos años antes de su fallecimiento tuve el placer de cartearme con don Vicente -abogado, maestro de primeras letras, taquígrafo, escritor y poeta-, pareciéndome un personaje polifacético y de gran personalidad: cordial, sencillo, culto y sumamente educado. Nuestra relación epistolar concluyó con su enfermedad (1995), pero antes me envió un librito donde se recogen medio siglo de crónicas (1936-86) en distintos medios de comunicación valencianos, constituyendo un verdadero corpus documental de su labor cronística y periodística.[4] Con todo, don Vicente fue hijo de su tiempo, como lo somos todos al fin, y a tenor de sus textos, su compromiso con la sociedad y la ideología del momento resulta evidente...

A don Ricardo -enólogo de profesión, escritor y poeta de vocación-, mi predecesor en el cargo de cronista de Torrebaja, le conocía desde niño y tuve la ocasión de escribir abundantemente sobre él y su obra en diversas ocasiones.[5] Era también un personaje entrañable y singular, culto, considerado y buen conversador, además de notable sonetista. Tuve el placer y el honor de prologar dos de sus libros –Una gota por el Turia, el poema del río (Valencia, 2002) y Mis huellas por el Rincón de Ademuz (Valencia, 2008)- y la doliente misión de escribir su necrológica.[6] Don Ricardo, por el contrario de su antecesor, era más bien de ideas "republicanas" –aunque ello no le impidiera enviar algunas de sus obras a la Casa Real, de la que recibió cumplido agradecimiento, foto y autógrafo de los príncipes de Asturias incluido- y ferviente agnóstico en sus creencias... Tuve con él muchas y largas conversaciones, y en el único punto que no coincidíamos era en nuestra concepción de la II República y Guerra Civil (1936-39); así que para preservar nuestra amistad dejamos de discutir sobre temas tan vidriosos. Ambos sabíamos que uno no puede ni debe renunciar a sus ideas y creencias, pero también que la amistad debe estar por encima de estas consideraciones, y que -como bien aconsejaba Sócrates (470-399 a.JC)-: No hay que dejar crecer la hierba en el camino de la amistad... Escribió sus remembranzas Vivo y escribo, mis memorias (Madrid, 2011), libro póstumo que fue presentado por su hijo mayor –Ricardo Fombuena Licer- en Torrebaja (Valencia), donde evoca diversos episodios de su vida y la forma en que quiere ser recordado.[7]

Don Ricardo Fombuena Vidal (Barcelona, 1924-Madrid, 2011), Cronista Oficial de Torrebaja (Valencia), desde los años ochenta hasta su fallecimiento.
El actual Cronista Oficial de Torrebaja (Valencia) -don Alfredo Sánchez Garzón (Torrebaja, 1952), junto con don Ricardo Fombuena Vidal (1924-2011), año 2008.

Acerca de la función del cronista y de su necesidad.
Si nos atenemos al concepto, cronista es “el que hace la crónica o el que tiene por oficio escribirla”, mientras que crónica es “el modo de relatar la historia en la que se sigue un orden cronológico” y también el “artículo periodístico o narración en los que se cuenta un suceso o algún tema de actualidad, especialmente cuando lo narra una persona que ha estado o está en el lugar de los hechos”. De ahí que un periodista pueda hacer y de hecho escribe crónicas, pero un cronista no es necesariamente un periodista. Tradicionalmente, los cronistas del Reino de Valencia han pertenecido y pertenecen a variedad de profesiones, siendo esencialmente personas con afición a la escritura e interesadas en el devenir de sus municipios –no obligadamente escritores, periodistas o historiadores profesionales, que también los hay-.

¿Cuáles son las funciones de un cronista? -se preguntarán algunos-. Yo mismo me hice esa pregunta, al ser nombrado Cronista Oficial de la Mancomunidad de Municipios del Rincón de Ademuz. Con este motivo y al objeto de entrar en la Asociació de Cronistes Oficials del Regne de Valencia me puse en contacto con su presidente -don Francisco de P. Momblanch García-, quien, a la vez que me comunicaba el acuerdo de la Junta de Gobierno de admitirme como miembro, me hizo saber las funciones, deberes y derechos de los cronistas oficiales. Por entonces se estaba trabajando (en la Asociación de Cronistas) en la elaboración de unas normas generales al respecto; sin embargo, me dijo que, además de hacer la crónica de los acontecimientos más relevantes del municipio, el cronista tiene una labor de estudio, investigación y divulgación de todo lo referente a su jurisdicción, para poder informar o componer la memoria de un suceso histórico, de una tradición (práctica o costumbre), de un personaje o un edificio de interés local, público o privado. Es más, entre sus obligaciones está la de velar por la conservación del patrimonio histórico y cultural del territorio -no en el sentido de custodia y policía, pues ya hay o debe haber personas o entidades responsable de ello- sino en el de denunciar todas las acciones contra el mismo, tanto por agresión directa como por descuido o falta de mantenimiento. De la misma forma, don Vicente L. Simó Santonja, decano de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV), de la que es secretaria doña Mª Desamparados Cabanes Pecourt, durante el acto de recepción, en el que se nos entregó a los nuevos académicos correspondientes el diploma acreditativo y la medalla conmemorativa, lo dijo con claridad: Los cronistas resultan esenciales para recoger y ordenar la historia de los pueblos...; basta considerar que la historia general se basa en la local... -de ahí la importancia, responsabilidad y hermosura de la labor de los cronistas-.

Obviamente, no hay deberes sin derechos. Entonces, ¿cuáles son sus derechos del cronista, si es que los tiene? -dirán otros-. Los derechos de los cronistas se establecen entre las partes, esto es, entre el relator y la entidad que le nombra, pero en la práctica se limitan a los inherentes a su cargo: derecho de información respecto de los acontecimientos principales del municipio, facultad de consultar archivos y actas para documentar una investigación, etc.

 Y, ¿cuáles deben ser las características del buen cronista? -inquirirán los de más allá-. A mi entender, básicamente hacen falta tres condiciones: ser persona honorable, esto es, íntegro y decoroso, en su actuación personal, tanto pública y profesional como privada, ser ecuánime en sus apreciaciones y hacer bien su trabajo. En el Acta de mi nombramiento como Cronista Oficial de la Mancomunidad de Municipios se hace constar la oposición del representante de Ademuz, arguyendo: “porque esta persona no es imparcial, no es objetivo y es el único candidato que se presenta”. No obstante, el delegado de Ademuz indicó “que se apruebe (el nombramiento) pero con su abstención”. El resto de representantes municipales –Casasaltas, Casasbajas, Castielfabib, Puebla de San Miguel, Torrebaja y Vallanca- aprobaron mi designación.

Antes de continuar, tengo que decir que la propuesta para mi nombramiento como Cronista de la Mancomunidad partió de don Ángel Antón Andrés (1926-2011), a la sazón alma mater de la revista Ababol, a la vez que presidente del Instituto Cultural y de Estudios del Rincón de Ademuz (ICERA);[8] y rigiendo la Mancomunidad de Municipios don Francisco-Javier Varela Tortajada, a la sazón Alcalde de Torrebaja (2003-07). Don Ángel pensaba en la necesidad de un cronista comarcal, cargo para el que –a su entender- yo reunía las cualidades necesarias para su desempeño. Y ello, no obstante, pese a las discrepancias que habíamos tenido tiempo atrás, diferencias que nos llevaron ante un tribunal de la jurisdicción ordinaria en Liria (Valencia).[9] Después del litigio que nos enfrentó, ambos fuimos capaces de reconciliarnos hasta el afecto y la amistad, algo en lo que me honro.

Tocante a mi nombramiento, siempre me ha mortificado la oposición del representante de Ademuz, no tanto por el veto (al que tiene perfecto derecho), como por su apreciación de mi persona, al tenerme por “parcial y falto de objetividad” sin conocerme en persona. Sinceramente, me hubiera gustado saber en qué basaba su argumento, para reflexionar sobre ello... En aquellos momentos el Ayuntamiento de Ademuz poseía mayoría “socialista” y la presidencia de la Mancomunidad era “popular”, pero no creo que ello tuviera nada que ver con la ideología, más bien habría que relacionarlo con el acostumbrado enfrentamiento de ambos municipios en éste y otros terrenos. Cierto, yo había presidido el Ayuntamiento de Torrebaja (1991-95), pero me presenté a las elecciones encabezando una lista independiente. Además, nunca manifesté públicamente mi querencia o pertenencia a ningún partido en aquella época, hasta cierto artículo que escribí muchos años después, en relación con las últimas elecciones municipales, donde hacía una propuesta para el análisis de la debacle electoral sufrida por el Partido Popular (PP) de Torrebaja (22-M 2011).[10] Dicho artículo propició otro posterior, que no era más que un alegato contra la intolerancia de los que criticaban mi proposición.[11]

Plaza del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), con la Casa Consistorial al fondo (2011).

En el último de aquellos artículos –en tanto miembro del PP desde 2005-, exponía la necesidad de que el presidente convocara una reunión de la agrupación local para analizar lo sucedido y exigir responsabilidades ante las consecuencias de tan aciaga gestión; no en vano ésta supuso la fractura del partido y la pérdida de las elecciones. En el mismo texto manifestaba, sin embargo, mi satisfacción porque el partido socialista gobernara por fin en Torrebaja desde la transición, ya que tres décadas continuadas rigiendo un mismo partido resultan –a mi entender- perjudiciales para el pueblo y el orden democrático. Ha pasado más de un año desde entonces, sin que fuera convocada la reunión solicitada, ni nadie haya aclarado nada al respecto. Por esta razón y con motivo de mi nombramiento como Cronista Oficial de Torrebaja, aprovecho para hacer pública mi baja indefinida como miembro de esta agrupación política, algo en lo que ya venía pensando desde hacía tiempo, porque no deseo que nadie piense que mi pertenencia a un grupo político determinado pueda influir en mi función cronística.

Don Alfredo Sánchez Garzón (Torrebaja, 1952), nuevo Cronista Oficial de Torrebaja (Valencia), junto con su esposa.

 Palabras finales.
 Sirva este punto final para introducir una reflexión: ¿Cuál debería ser la ideología o la creencia de un cronista; y de tenerlas, puede manifestarlas? Con todo, sin embargo, la cuestión me parece superficial e intrascendente. Porque pienso que para ejercer como cronista de una localidad o agrupación de municipios el único requisito indispensable es que el titular haga bien su trabajo, con independencia de su procedencia ideológica o espiritual. Preferiblemente, no debería ejercer cargo político alguno, ni en sus escritos manifestar animadversión contra personas o grupos en razón de su pertenencia étnica o adscripción política o religiosa. Por otra parte, encontrar a una persona aséptica, en el sentido de absolutamente objetiva e imparcial es imposible, y de hallarla sería insustancial, ya que las ideas y las creencias, esto es, los principios filosóficos, éticos y morales son los que determinan la riqueza interior de un individuo y su quehacer.

En suma: sirvan estas palabras como sentido homenaje a los cronistas que me precedieron en el cargo: don Vicente Badía Marín y don Ricardo Fombuena Vidal, de buena memoria. Asimismo que de agradecimiento al Consistorio del Ayuntamiento de Torrebaja y a su alcalde –don Octavio Gómez Luis-, por la confianza que me han otorgado al nombrarme Cronista Oficial ad honorem del municipio. El reglamento no contempla ningún protocolo para la toma de posesión del cargo, pero motu proprio proclamo: Juro y prometo, ¡con la ayuda de Dios!, desempeñar fiel y dignamente, esto es, con respecto a las personas y a la verdad de los hechos, el cometido que se me encomienda. Vale.





[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. De crónicas y cronistas, del jueves 5 de julio de 2012.
[2] BADÍA MARÍN, Vicente y PÉREZ TARÍN, José Alejandro. Torrebaja, mi pueblo, Valencia, 1953.
[3] DE MIGUEL, Amando. Sociología del Franquismo, Editorial Euros, Barcelona, 1975, pp. 32-33.
[4] BADÍA MARÍN, Vicente. Índex: 50 anys de col.laboracions en premsa, Valencia, 1986.
[5] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Ricardo Fombuena Vidal, un poeta en Torrebaja, en: Desde el Rincón de Ademuz, Valencia, 2000, pp. 228-231. ID. Ricardo Fombuena Vidal, el poeta del Rincón de Ademuz por excelencia y Ricardo Fombuena Vidal, “Vidamor” esencia de poesía, en: Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, pp. 197-200.
[6] ID. A Ricardo Fombuena Vidal, in memoriam, del lunes 17 de octubre de 2011. ID. A Ricardo Fombuena Vidal, in memoriam, Ababol (2012) 36-38.
[8] ID. A don Ángel Antón Andrés, in memoriam, del lunes 11 de octubre de 2011.
[9] ID. Amparándome en el derecho de rectificación..., Buzón del Lector, Ababol 24 (2000) 37-40 y ANTÓN ANDRÉS, Ángel. Respuesta al señor Sánchez Garzón, Buzón del Lector, Ababol 25 (2001) 36-40.
[10] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Acerca del vuelco electoral en Torrebaja (Valencia), del lunes 17 de octubre de 2011.

1 comentario:

Óscar Pardo de la Salud. dijo...

Alfredo me ha encantado tu artículo que en algunas cuestiones me ha llegado hasta a emocionar, por el cariño que muestras sobre Ricardo Fombuena.
Creo que el Ayuntamiento de Torrebaja ha actuado de forma muy correcta con tu nombramiento, cuyas funciones si bien de forma tácita ya estabas desempeñando desde hace años.
Ya te lo dije en persona, pero lo hago a través de la red, mi más sincera enhorabuena para tí, y sobre todo para el Torrebaja y Torrealta.
Mucha suerte, y muchos muchos años de hacer crónica de lo acaecido en el pueblo que espero sea mucho y bueno.
Un abrazo